Hoy nos toca visitar el museo de nuestro Aeropuerto de Málaga.
La visita se realiza en cuatro partes.
La primera es entrar en la sala inaugurada en 2001, llamada Fernando Rein Loring. Es la más completa.
En ella podremos entrar a la cabina de mandos de un avión para sorprendernos con la enorme cantidad de controles que tiene.
Podremos disfrutar de una completísima colección de miniaturas de aviones de todos los países y compañías.
En esta sala también encontramos varios uniformes de azafatas y pilotos.
Pero sin duda, donde más disfrutarán los niños si vais con ellos, es en la sala de experimentos.
En ella lograrán (y lograréis) entender buena parte de cómo vuelan los aviones y diversas preguntas de Física en general. Es muy divertido, así que os recomiendo probarlos todos.
Además, podréis disfrazaros de tripulación de tierra, de azafata, de bombero… aunque sin duda el mejor es el de piloto.
Tras visitar esta sala, nos dirigimos a la siguiente, la antigua sala de espera.
En ella nos explicarán cosas muy curiosas sobre el asfalto de las pistas de aterrizaje (nada sencillo por cierto), y descubriremos las múltiples pruebas a la que se deben someter los componentes de la pista (asfalto, tierra, betún…) y varias curiosidades.
Entre esas curiosidades está que el primer aeropuerto que tuvo Málaga costó 1.300 millones de pesetas (7.8 millones de €), con una superficie de pista de 3.200 metros; que tuvieron que hacer varias pruebas de betún para comprobar cuál se adaptaba mejor a nuestro clima; que para que aterricen los aviones hay que hacer un pavimento que soporte el peso de 50 vehículos, o que, hasta que se construyó nuestro aeropuerto, los turistas tenían que aterrizar en Gibraltar.
Tomamos las escaleras para subir a la antigua torre de control, pero antes paramos en la primera planta donde encontramos los despachos del Director y el Ingeniero Jefe.
Si continuamos la visita por esta planta encontramos la sala Pioneros. En ella se nos habla de los pioneros en el mundo de la aviación, haciendo especial hincapié en los españoles. A destacar Jorge Loring (de la familia Loring, de gran renombre en Málaga), el cual llegó a montar su propia fábrica de aviones y era un apasionado piloto. Lo comprobamos en la maqueta de su avioneta llamada «La Pepa», o en la máscara de cuero que llevaba para no quemarse la cara con las salpicaduras de aceite caliente que se desprendían del motor de la hélice delantera durante el vuelo.
Otra de las vitrinas que nos llamó la atención fue la que trataba de «Las Grandes Fiestas de la Aviación en Málaga» en 1910. Éstas se realizaron en la Carretera de Cádiz entre los Guindos – Cortijo de la Misericordia – Cortjo Nunca se acaba (actuales playas de la Misericordia y Sacaba). Se informaba que la Catedral ejercería de improvisada torre de control, informando con banderas: Negra – no se vuela; blanca – se volará probablemente; roja – se vuela.
Volvemos hacia atrás y continuamos subiendo para llegar a la torre de control. Hoy parece ridículamente baja en comparación con las actuales. Antiguamente informaban a los aviones de si podían aterrizar o no con bengalas de colores: roja – no tiene pista; verde – pista libre; blanca – regrese al estacionamiento.
Hoy desde la torre de control sólo vemos los aviones privados.
Bajamos de nuevo a la planta baja por la que entramos y visitamos lo que era la sala de espera en sí: pequeña, pero bastante acogedora.
La siguiente parte de la visita consiste en ver los restos arqueológicos que posee el aeropuerto, descubriendo que fue sede de enterramientos romanos.
Finalmente llegamos a la última de las salas. En ella encontramos varias naves perfectamente restauradas.
Y piezas del interior de los aviones junto a antiguas máquinas de radar, entre otros elementos.
Por último, para finalizar la visita, recomiendo ver los aviones que poseen en el exterior. Dos de ellos se encuentran entre la sala 1 y 2, y el último está tras la sala 3.
Es la segunda vez que visito este museo y me sigue encantando.
La entrada es gratuita, pero el aparcamiento no. A nosotros nos fue imposible encontrar sitio en la zona de fuera, así que tuvimos que dejarlo en el aparcamiento de pago. Cada vez que vamos es más caro, y una hora y cuarto nos costó más de 4 € (ya está más que bien cobrado). Así que si tuviérais la suerte de aparcar fuera, mejor que mejor.
A la gente le suele costar encontrarlo, aunque no es difícil llegar. Se encuentra en estas coordenadas: 36.670219, -4.481373.
El horario es:
– Lunes: cerrado.
– Martes: de 10:00 a 20:00.
– Miércoles a Sábado: de 10:00 a 14:00.
Aún así os recomiendo comprobarlo en su página web: http://www.aeroplaza.org
Visita realizada el: 21/08/2015.
Si os ha gustado la entrada y os ha sido útil para organizar vuestro plan, agradecería mucho vuestra ayuda para el mantenimiento del blog.
